El primer noviazgo de mi hijo ¿Cómo enfrentarlo?

De pronto nos damos cuenta que los hijos han crecido, que la niña o el niño que teníamos en casa ya no tiene el mismo interés hacia las mismas cosas o actividades, ahora nos damos cuenta que su interés se centra en una persona y esta a su vez corresponde ante tal acto. Aquí es cuando nos preguntamos si tiene la edad suficiente para tener novio o novia. Recordemos que la adolescencia comprende el periodo de los 10 a los 19 años de edad, según la OMS, pero la cuestión aquí no es la edad cronológica sino el nivel de desarrollo de nuestro adolescente ya que en esta etapa, las decisiones emocionales podrían tornarse un poco mas impulsivas y sin el debido razonamiento o madurez, es cuando nosotros debemos estar en continua comunicación con ellos y sobre todo tener al alcance las herramientas necesarias para poder hacerle frente a dicha situación, guiando esta también nueva etapa en nuestros hijos.

El acercamiento y la apertura para poder charlar sobre temas sentimentales debe existir desde la edad prescolar, de una manera sutil como padres argumentar el estar bien, sentir o querer a un amigo, sin embargo, poder establecer un vínculo más significativo lo podemos dejar para un futuro, por ejemplo: “Que bueno que sientas eso, pero me parece que lo que me mencionas lo puedes dejar para cuando seas más grande”. Es importante establecer el sentido de confianza y seguridad pues más adelante nuestro adolescente se desenvolverá en él y nosotros deberíamos figurar como los primeros en su lista para resolver inquietudes. Tal vez lo primero que pensemos cuando nuestro hijo nos expresa su sentir es una prohibición inmediata, aquí debemos reflexionar nuestra respuesta, ya que pudiésemos estar bloqueando esta puerta y difícilmente nuestro adolescente se acercará a iniciar una conversación referente al tema más adelante y de la misma manera, estamos bloqueando el descubrimiento a sus intereses, vinculación y el significado del amor.

Podemos preguntar y a la par involucrar de una manera más consciente a nuestro adolescente, por ejemplo ¿Crees que estés listo/a para tener una relación?, ¿No crees que es muy pronto?, ¿Qué opinan ustedes acerca de su relación? Son algunas formas de interactuar consigo mismo/a en la toma de decisiones y desde dónde nace el querer iniciar un noviazgo, esto con el objetivo de identificar que no se encuentra accediendo por presión ante determinado grupo social.

Debemos también tener en cuenta qué tipo de relación es de la que estamos hablando, en algunas ocasiones los adolescentes no usan la etiqueta “novio” por pena y esto no quiere decir que no debamos sondear el tipo de relación que tiene nuestro hijo.

Al tener una relación en la adolescencia debemos recordarle no descuidar sus responsabilidades, tanto escolares como en el hogar, cuando las salidas se frecuenten, porque lo harán, tener bien esclarecidos los acuerdos previos, por ejemplo: hora de llegada, lugar, personas con las que estará y sobre todo dejar abierto el canal, en dado caso de alguna emergencia comunicarse.

Debemos también estar informados acerca de los cambios hormonales y el descubrimiento de la sexualidad, pues somos pieza clave para brindar las mejores pautas hacia una sexualidad responsable.

La autoestima es clave en la adolescencia y el tener una relación amorosa logra ser un área de oportunidad importante para ello, aquí es cuando guiaremos hacia que otra persona no los haga sentir inferior, no restrinja comportamientos o decisiones ni tenga actos de violencia físicos, psicológicos o verbales. Aquí como padres podemos mostrar lo que el amor propio es y su significado, tanto el respeto y cuidado personal son brechas de gran importancia.

Convivir con la pareja de nuestros hijos tiene dos ganancias, la primera es lograr sentir cómodo y en confianza a nuestro adolescente, nuestra ganancia secundaria es el conocer cómo se desenvuelve su pareja y también saber un poco más acerca de su vida sin que nosotros bombardeemos a nuestro hijo con preguntas policiacas.

Si la relación llegase a concluir no minimicemos el sentir diciendo como “sólo es una relación de muchas que tendrás”, recordemos que es la primera y puede ser que ésta provoque un trauma de relacionarse más adelante, así que lo mejor es estar ahí para acompañar en el proceso, frases que pueden ayudar son: “Entiendo perfectamente lo que sientes”, “En este momento está doliendo mucho, lo puedo notar, sin embargo, poco a poco te irás sintiendo mejor y yo voy a estar contigo para acompañarte”. Tomemos en cuenta que esto no es sólo una plática, de verdad adoptemos el papel que se requiere, el acompañamiento parental.

Si fue a nuestro hijo a quien terminaron lo mejor es acompañar como anteriormente lo mencionamos, pero si se está lidiando con “la culpa” porque quien tomó la decisión fue nuestro hijo lo mejor es reforzar la decisión: “estuvo bien la decisión que tomaste, tu tienes tus motivos y son muy válidos, aunque a alguien puedan no parecerle”, demos un sentido de calma y sobre todo la responsabilidad de sus decisiones.

De la primera relación depende mucho su desarrollo en la adultez para poder relacionarse o tener cimientos firmes acerca de sus relaciones futuras, y de ser su elección, tener una relación más formal en un futuro.

Por Itzel Lucero Hernández Miranda
Psicóloga Clínica
Contacto:
Mail: lucero_hemii@hotmail.com
FB: Psic. Lucero Hernández

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