Cuando inició el año 2020 ninguno de nosotros imaginaba que llegaría un momento en el que cerrarían las escuelas, las oficinas, los negocios y todos tendríamos que quedarnos en casa, porque un virus, allá afuera, nos amenazaría con fuerza. Creo que sólo en las películas visualizábamos esto, como parte de la ciencia ficción.
Sin embargo, sucede, es real y estoy casi segura de que, ni la empresa con el departamento de planeación más consolidado, pudo anticipar en su análisis FODA, un virus en su apartado de “Amenazas”. Y no digamos en la parte personal y familiar. No estábamos preparados para quedarnos en casa las 24 horas, los siete días de la semana, por un período, que hoy día, aún es incierto.
Todo esto, nos ha traído una serie de desequilibrios, cambios, temores, y en algunos casos, también nos hemos dado cuenta de que la manera en la que estábamos viviendo, no nos estaba siendo del todo de beneficio, ni nos aportaba tanto bienestar como creíamos.
Sea cual sea la situación que esté viviendo tu familia, es un hecho que las experiencias vividas, quedarán guardadas en nuestra memoria, no sólo en la mente, sino en el cuerpo y en las emociones, que son nuestros almacenes inconscientes, y que, tarde o temprano, se manifiestan de formas inesperadas.
Por esta razón es muy pertinente la pregunta: ¿Cómo quieres que tus hijos cuenten el período de la pandemia? ¿Qué recuerdos estás sembrando en su mente, cuerpo y emociones? Tanto en la de tu familia, como en la tuya propia. Todos estamos en el mismo barco, y no porque papá o mamá estemos a cargo de la embarcación, es que no sentimos o nos preocupamos.
Hablamos de “sembrar” ¿por qué? Porque todo lo que hoy somos, lo somos gracias, o a pesar de lo que nos ha ocurrido en el pasado, las experiencias agradables y desagradables que hemos vivido antes, nos han hecho construir esta persona que hoy somos, con nuestras virtudes y nuestras flaquezas. Y de la misma manera, HOY es la semilla de mi futuro, lo que hoy siembre y nutra, florecerá más adelante. Por eso es tan importante para la psicoterapia Gestalt y para la práctica de Midfulness, centrar nuestra atención en el presente. Porque el momento presente, es el ÚNICO en el que puedo hacer algo. Puedo pensar en el pasado y en el futuro, pero no puedo hacer nada con esas memorias o visualizaciones, no puedo actuar en esos momentos, sólo puedo hacerlo ahora mismo. Y SÓLO AHORA MISMO puedes relacionarte con tus hijos. No puedes hacerlo ayer, ni mañana, sólo AHORA.
Así que la siembra ocurre ahora, en el momento en el que estás con ellos. ¿Qué haces cuando despiertan? ¿Los miras, los abrazas y les preguntas cómo durmieron, qué soñaron y se quedan un momento en esa conexión? O ¿Los apresuras para que se vistan y desayunen porque ya tienen su clase virtual en 30 minutos? ¿A qué le das más importancia? ¿A su ser o a su desempeño?
Vamos a hacer un ejercicio muy sencillo, que incluso ha estado dando vueltas por las redes sociales:
• Imagina que recibes una llamada.
• Es tu “yo del futuro”.
• Te dice qué es lo más importante que debes cuidar en la relación con tu familia.
• Te enumera los aspectos que es más importante que cuides y nutras durante este período de confinamiento.
• Tomas nota.
• Cuelgas la llamada.
• Revisas tu lista.
• Comparas lo que tu “yo del futuro” te ha dicho, con lo que estás haciendo ahora.
• ¿Hay cosas que debes ajustar? ¿Cuáles son?
Y ahora que has tenido esta reflexión, recuerda que cada día estamos imprimiendo en nuestros hijos una huella, sembrando y nutriendo semillas que florecerán en el futuro ¿qué queremos que crezca en sus mentes y sus corazones?
Nuevamente quiero insistir en que todo comienza con nosotros mismos. Como madres y padres necesitamos ser muy conscientes de que no podemos dar lo que no hemos cultivado en nosotros primero, así que, comienza por ti, por ver qué necesitas sembrar tú primero, en ti misma, qué quieres cultivar para que florezca en ti y puedas darlo con amor, sin dolor, sin carga ni reproche.
Quizás necesitas apoyo, una red que te sostenga, que te acompañe, un lugar donde puedas ser escuchada, recibida y validada, por otras mujeres (y hombres) que también necesitan sentir el reflejo empático de otras personas sintiendo lo mismo que tú.
Busca tu tribu, te invito a formar tribu.