Estamos viviendo una situación para la cual la humanidad actualmente no estaba preparada: una PANDEMIA. Observando cómo pasan los días, te das cuenta que entramos en un panorama complicado, ¿en qué sentido? En que se dice fácil permanecer en casa; en donde los primeros días fueron muy aprovechados para realizar los pendientes en el hogar y convivir con la familia, pero al paso del tiempo se llega a ser complicado, el permanecer aislado y escuchando los medios informativos en donde frecuentemente se nos ataca con información estresante de la pandemia; de igual forma nos percatamos que el sedentarismo y el ocio nos gana.
Que mejor manera de enfrentar esta situación que adicionar el Yoga. Sólo como recomendación, cuida mucho tus posturas por el trabajo físico, eres dueño de tu cuerpo y sabes los límites que éste te pide, porque esta disciplina es a tu manera, modo y momento
El Yoga estilo Vinyasa es de forma rítmica y conscientemente, en el que colocamos el cuerpo-respiración-mente de manera fluida.
Mi experiencia y la de todas las personas que conozco al empezar en esta práctica, es algo duro, porque te encuentras en un terreno desconocido donde lo que más quieres es una orientación y quitarte todas las dudas. Debo decirte que requiere mucho esfuerzo físico, que rompes paradigmas y abres tu mente hasta llegar al desafío del poder hacer y tener el control de lo que deseas.
Existen varios autores que definen la palabra YOGA, para mí es un estilo de vida en donde llevas un equilibrio: La mente, el cuerpo y el espíritu, así es como comparto e inicio a una persona en esta disciplina, porque preparar la mente, ejercitar el cuerpo y mantener el espiritu de uno mismo, suena fácil, pero no es así, pero con el tiempo y la disciplina llegas sentirte bien en todos los aspectos de la vida, porque se trata de tener elecciones y lo que uno elija serán los resultados que obtendrás.
Teniendo en cuenta lo anterior con el tiempo y la constancia tendrás grandes ventajas:
• Mente: Desarrollarás más concentración, agilidad, mejor manejo de emociones, por mencionar algunos.
• Física: Desarrollarás flexibilidad, fuerza, resistencia, mejor respiración.
• Espiritual: Una mayor conexión contigo mismo, con los que te rodean y con tu fe.
A continuación, te dejo una rutina sencilla que puedes realizar con tus hijos:
Lo primero que debes saber es que la respiración es esencial, así que ten presente que durante cada posición se debe inhalar y exhalar a través de la nariz de manera pausada e intensa. Tanto el saludo al sol como el saludo a la luna son una secuencia de posturas que pueden realizar juntos de forma dinámica para dar la bienvenida al día o a la noche conectados, con energías y relajados.
Saludo al sol
· Comiencen inhalando de pie con los pies unidos y las manos unidas en el centro del pecho como señal de respeto al sol.
· Exhalen y bajen el tronco hasta tocar los pies con las manos, manteniendo la espalda recta.
· Inhalen y, mirando hacia abajo, todavía con las manos apoyadas en el piso, lleven un pie hacia atrás.
· Exhalen, mirando hacia abajo, lleven la otra pierna hacia atrás, empujen el piso con sus manos para llevar la cadera hacia el cielo, quedando en la postura del perro.
· Respiren profundo y en la misma postura, sin doblar los brazos, bajen la cadera, miren al frente y ya estarán en la postura de la tabla.
· Exhalen, bajando la cadera al piso y estiren las piernas. Con las manos apoyadas en el piso, inhalen y estiren los brazos abriendo el pecho y mirando al cielo.
· Apoyen los dedos del pie en el piso e impulsándote con las manos, levanten la cadera y lleguen nuevamente a la postura del perro.
· Inhalen y lleven un pie adelante a juntarse con las manos, luego traigan el otro pie adelante, quedando en la postura de la pinza.
· Inhalen y suban el tronco con las manos juntas, lo más arriba que puedas, y exhalen lentamente soltando los brazos.
Saludo a la luna
· Inhalen, bajen las manos hasta los pies para quedar en la postura de la pinza, inhalen y lleva un pie con un paso largo hacia atrás.
· Exhalando apoyen la rodilla de esa pierna en el piso, luego levanten su tronco y lleven la cadera un poco hacia delante.
· Inhalen y estiren los brazos con las palmas juntas hacia el cielo, quedando así en la postura de la luna creciente. Suelten el aire y bajen los brazos lentamente hasta colocar las manos a los lados del pie que tienes hacia delante.
· Finalmente traigan el pie que esta atrás hacia delante. Mientras inhalan comiencen a estirarse lentamente para quedar nuevamente parados.
Una sesión puede hacerse desde 20 a 90 minutos, así que de las 24 horas que se cuenta, dedica tiempo a esta disciplina donde ejercitas lo esencial para estar bien contigo mismo y verás que el tiempo de contingencia te traerá excelentes resultados, te ayudará a estar de buenas y en paz contigo y con tu familia y por supuesto a tener paciencia a los pequeños.