Tratar de una manera diferente y desfavorable a una persona o a un grupo se le denomina discriminar, basándonos en la creencia de que no todas las personas son iguales en derechos, y, en consecuencia, se realizan diferencias que sitúan a las personas en posiciones de desventajas respecto al resto.
La discriminación no es solo eso, a veces puede ser dar el mismo trato que al resto, a una persona o grupo, que por alguna razón tenga una situación distinta.
La discriminación es ir en contra de uno de los principios fundamentales que menciona que todas las personas nacen libres e iguales en derechos y dignidad.
Quizás se crea que la discriminación es una cuestión que solo afecta ciertos grupos, en los cuales a veces no estamos inmersos, o llegamos a pensar que no discriminamos.
¿Por qué sin darnos cuenta llegamos a discriminar?
En la sociedad existen prejuicios muy comunes e incluso perduran por bastante tiempo, estos se interiorizan inconscientemente a través de la educación, los procesos de socialización que se apartan del respeto entre las personas y la igualdad.
“Los prejuicios son esas opiniones, por lo general negativas, que se tienen previamente sobre algo o alguien que no se conoce” Esos prejuicios pueden ser base de la discriminación, así cuanto, más negativos e inflexibles son, más duras suelen ser sus actitudes e incluso los actos discriminatorios.
Las creencias, pensamientos o actitudes más inocentes como el uso cotidiano de términos despectivos sobre alguna persona, también alimenta la discriminación.
Pensemos: ¡Cuántas veces hemos hecho chistes basados en los estereotipos en las personas! Podemos decir que casi todos tenemos actitudes discriminatorias.
Es frecuente que pensemos que la discriminación se da únicamente cuando alguien tiene un trato ofensivo hacia otra por el sexo, por su origen racial, por su religión, sus convicciones, por su orientación o identidad sexual, por discapacidad, etcétera. Pero los motivos son más de los que se piensan, va desde la edad, la enfermedad, opiniones políticas, etc. Definitivamente cuando nos relacionamos con personas diferentes, por un motivo u otro, lo tratamos de diferente manera y hasta desfavorable respecto a los demás.
Preguntémonos ¿Tratamos a todos por igual?
En todos los ámbitos existe discriminación, comienza donde dos o más personas se relacionan, tanto en un ligar privado como público, en la casa, en el trabajo, en la calle. Así en los medios de comunicación existe trato discriminatorio, a veces, por como se representan las noticias con un grupo social determinado, en otras ocasiones ofrecen estereotipos negativos en personas vulnerables, reflejando el rechazo hacia ellas, puede ser por parte de ellos profesionales de esos medios o por las personas que tienen esos espacios.
Terminar con la discriminación es:
• Aceptar una sociedad diversa y que la igualdad está implícita en el respeto.
• Disfrutar de los derechos individuales.
• Garantizar la convivencia.
Para que seamos una sociedad cohesionada es necesario que todos trabajemos en garantizar el derecho a la igualdad.
¿Qué podemos hacer para no discriminar?
– Ser conscientes de los prejuicios.
– Reconocer la diversidad y los beneficios que nos aporta, no coloquemos distancia.
– No ser parte de un acto de discriminación.
La discriminación tiene consecuencias para la persona que es discriminada como para quien la ejecuta. Para el que la sufre porque le impide que ejerza sus derechos, y las consecuencias de carácter físico como las agresiones verbales, físicas, psicológicas, en la falta de autoestima, económico, ya que se le puede impedir el acceso algún trabajo, lo que puede llevarlo a la exclusión social.
Para todos en general, la discriminación dificulta el desarrollo propio, acentúa los conflictos sociales y llega incluso a generar conflictos innecesarios.
Quizás pensemos que la discriminación es una cuestión que no nos afecta directamente, sino un problema que sufren personas de otra índole. Quizás no estemos pasando por la discriminación, pero debemos pensar que en cualquier momento toda persona puede ser víctima, por uno o diversos motivos:
Por la edad (joven o persona mayor)
Por sus creencias religiosas
Por su orientación sexual
Por su nacionalidad
Por su origen racial o étnico
Por tener una discapacidad
Por tener un aspecto físico que no cumple con los estándares de belleza establecidos
Por su manera de vestir
Por el lugar donde vive
Todos estos factores afectan de una manera singular que habitualmente se da en su mayoría en el género femenino.
Siempre piensa: ¿Nunca seré objeto de discriminación?