Educar sin escuela

La reciente pandemia y el consecuente confinamiento empujaron a todas las familias a llevar la escuela a la casa. La mayoría de las familias, reportan estarlo viviendo con mucha dificultad, debido a que por 200 años, hemos delegado la educación de nuestros hijos a las escuelas.
“En la era industrial, las escuelas fueron diseñadas como motores económicos para abastecer de profesionales a una sociedad industrial, basada en la producción y el consumo masivo.
El sistema educativo asumió los valores típicos de la organización industrial: la jerarquía, la planificación, el control y la estandarización.
En esencia, se formaba a niños y jóvenes para que hiciesen lo que se les mandaba. Pasaban varios años memorizando el mayor cuerpo posible de conocimientos para explotarlo después, a lo largo de su etapa profesional” (fragmento del documental “La Educación Prohibida”).
La vida del ser humano se ha transformado notablemente. Los autos, las casas, los medios de comunicación, los medios electrónicos, todo ha cambiado abismalmente. Sólo basta con mirar cómo, muchas de las cosas que utilizábamos cuando nosotros éramos niños, hoy en día causan hilaridad en nuestros hijos, que ven, muchas veces con ternura, que utilizábamos un dispositivo en la muñeca y que sólo tenía UNA aplicación: dar la hora. Hoy en día tienen centenares de opciones con su dispositivo en la mano, y no hay necesidad de portar un reloj en la muñeca, porque el teléfono móvil te dice la hora actual en cualquier parte del mundo.
¿Cómo es que, si ha habido una evolución tan notoria en todas las áreas de nuestra vida, la escuela sigue siendo igual?
Es verdad que hay modelos educativos que han sido fincados en propósitos más humanistas, y que hoy en día, sobreviven con muchos esfuerzos, tratando de no perder el corazón de su creación, ya que, ha cobrado una importancia suprema la economía y el mercado.
Y hoy, el confinamiento nos empujó a quedarnos en casa, llevar TODO a casa, llevar la escuela a casa, el trabajo a casa, y a la familia a casa… y nos parece muy extraño, por supuesto, incómodo y desesperante en muchos casos, puesto que ya nos habíamos acostumbrado a que a casa sólo se llega a derrumbarnos frente a otra pantalla, a ver una película, cenar y arrastrar a los hijos al terminar sus tareas escolares, dormir, e iniciar todo de nuevo al día siguiente. No disfrutábamos más de nuestras casas, esas que llevamos años pagando y que les hemos invertido miles de pesos en amueblar, y llenar de las máximas comodidades, que no tenemos ni tiempo de disfrutar. Tenemos mascotas, pero nunca estamos con ellas, no hay tiempo. Tenemos jardines o alberca, que no utilizamos, porque nunca hay tiempo, estamos muy cansados, entonces sólo le pagamos a un jardinero y alberquero para que la mantenga “de concurso”.
Y con la escuela no tuvimos muchas opciones, porque con la falta de costumbre, lo que hicimos fue literalmente “traer la escuela a casa”, y poner a nuestros hijos frente a la maestra, en una sesión de zoom, que no despierta ningún interés en ellos, por lo que, en consecuencia, le toca a mamá o a papá estar ahí también.
¡Este momento es un regalo! mamás y papás, tenemos en nuestras manos una oportunidad de oro para re-conectar con ellos, desaprender y reaprender, ya que hay múltiples maneras de educar a nuestros hijos, sin necesitar apegarnos a un esquema rígido que, en la mayoría de los casos, ya no le hace sentido a los que deberían verse beneficiados: los estudiantes.
La palabra escuela significa “ocio, tiempo libre” y eso es justamente lo que nuestros hijos no tienen más. Educación significa “guiar” y aprender significa “percibir”. ¿Qué frase se te ocurriría formar con estas tres palabras? ¿Tendría sentido, dados los significados sociales que tienen estas en la actualidad?

Antes se iba a la escuela a adquirir conocimientos, que hoy, si sabemos buscar y discernir, todo está en la red. La educación es mucho más que eso, y no está adentro de un edificio.
Utilizando los significados sociales y actuales con los que se usan las palabras, les quiero decir que educar sin escuela es posible. Actualmente, escuela no es sinónimo de educación, la escuela puede ser un mapa al almacén de conocimientos pero, en realidad, la educación es el territorio donde todo el aprendizaje sucede, y lo primero que hay que hacer es SOLTAR lo que hemos venido haciendo y abrirnos a un NUEVO paradigma.
Te comparto cinco puntos importantes a considerar para que la experiencia sea satisfactoria:
• Pregúntate ¿Quieres hacer educación sin escuela?
Aclárate primero el propósito de ofrecerle a tu familia este estilo de vida.
• Desescolarizar la mente
Abrir un espacio para “no actuar”, dejar que emerjan todos los mensajes que se han instalado en tu mente sobre “debería o no debería….” Y que surja algo más espontáneo e intuitivo.
• Conocer los biorritmos de tus hijos
Observa, pacientemente, y conoce la energía de tu hijo en un día, ¿Se levanta con energía? ¿Más bien por la tarde/noche es más activo? ¿Necesita dormirse más tarde? ¿Es “madrugador”? ¿Qué hace su cuerpo si no hay alarmas?
• Adaptarse al cambio
Puedes tener un plan, sin aferrarse rígidamente a cumplirlo, déjate sorprender por la vida y sus regalos.
• Hacer tribu
Busca familias cerca de ti, o en grupos on line con quienes puedas apoyarte en este camino.
Si quieres profundizar en estos puntos o conocer un poco más acerca de las opciones que hay para ti y cómo hacerlo, ponte en contacto, únete a nuestra Tribu Sin Escuela.

 

 

Por Adriana Romero – De Lille
Psicoterapeuta Gestalt Sistémica, Arteterapeuta y Asesora de la Crianza Respetuosa basada en Mindfulness
Contacto: Mail: satiartistico@gmail.com FB: Adriana Romero – De Lille – Psicoterapia & Mindfulness

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