La cirisi convulsiva es un trastorno del sistema nervioso central, en el que la actividad cerebral se vuelve anormal. Lo que provoca una serie de estímulos desordenados, ocasionando comportamientos o sensaciones anormales, comúnmente con pérdida del estado de conciencia y movimientos musculares tónicos clónicos descontrolados.
Esta enfermedad se puede presentar en cualquier persona sin importar el sexo, edad o la etnia.
Los síntomas de las convulsiones pueden variar ampliamente, se puede presentar como una simple mirada fija por algunos segundos, un movimiento fino en alguna extremidad o movimientos generalizados incoordinados de todo el cuerpo.
Algunos de los síntomas más comunes son:
• Confusión temporal
• Episodios de ausencia
• Movimientos espasmódicos incontrolables de brazos y piernas
• Perdida del conocimiento o conciencia
• Síntomas psíquicos como miedo, ansiedad o dejavu
Las convulsiones en los niños suelen ser similares a las convulsiones en adultos, sin embargo hay un tipo de convulsiones que suceden solo en niños como las convulsiones febriles que se presentan en menores de seis años y los espasmos infantiles; hay otro tipo de patologías en niños que se pueden confundir con crisis convulsivas como los espasmos del llanto o del sollozo y los terrores nocturnos, estos no suponen una alteración en la actividad eléctrica cerebral, por lo tanto no son convulsiones propiamente.
Las convulsiones son el producto de una descarga anómala, no regulada de las células nerviosas del encéfalo, son contracciones violentas involuntarias y rítmicas de los músculos que afectan una gran parte del cuerpo y la epilepsia no es un trastorno especifico, pero se refiere a la tendencia de sufrir convulsiones recurrentes que pueden tener o no una causa identificable.
Las causas más comunes en recién nacidos son:
• Anomalías metabólicas tempranas como por ejemplo niveles bajos de azúcar
• Malformaciones cerebrales, una lesión en el cerebro durante el embarazo, la falta de oxigeno durante el parto o una infección grave
• Algunos trastornos hereditarios
• El consumo de algunos medicamentos por parte de la madre durante el embarazo
En bebés mayores y niños las causas de las convulsiones pueden ser desconocidas aunque la más común es:
• Las convulsiones por fiebre
• Y las convulsiones por causas hereditarias
En cuanto a los síntomas, en los recién nacidos las convulsiones pueden ser difíciles de reconocer, los pequeños pueden solo mover los labios o masticar involuntariamente, tener una mirada fija o perder el tono o fuerza muscular.
En los lactantes y niños mayores por lo general una parte de su cuerpo tiembla, sufre sacudidas o se vuelve rígida, las extremidades se agitan involuntariamente, pueden presentar una mirada fija, confusión, notar y referir sensaciones inusuales como hormigueo o entumecimientos, o tener sentimientos inusuales como miedo sin motivo o razón.
Para hacer el diagnóstico de crisis convulsivas el médico debe realizar aparte de la exploración física, un interrogatorio buscando causas o motivos hereditarios o condicionantes de la enfermedad, así como estudios clínicos, principalmente un electroencefalograma, este se debe realizar en dos faces con el niño despierto y otro con el paciente dormido. Dentro de los estudios también se solicitan pruebas de sangre, para medir niveles de oxígeno, azúcar, infecciones, exámenes para detectar trastornos genéticos, una prueba bastante invasiva que es la punción lumbar para buscar alteraciones o infecciones en el liquido cefalorraquídeo y un estudio de imagen que es la resonancia magnética para buscar anormalidades en la estructura cerebral.
El manejo y tratamiento de las crisis convulsivas debe estar encaminado a dar las medidas inmediatas par aprevenir lesiones, tratar la causa, y manejo temporal o permanente con medicamentos anticonvulsivantes
¿Qué hay que hacer cuando presenciamos una crisis convulsiva?
Debemos de recostar con cuidado al niño y ponerlo de costado, mantener al niño alejado de peligros potenciales como escaleras u objetos punzantes, no introducir nada en la boca ni tratar de sujetar la lengua.
Esto para evitar que por los movimientos se pueda hacer daño u ocasionar una fractura, y no introducir nada en la boca para evitar fracturas o desprendimientos de dientes que pueden ocasionar obstrucción de la vía aérea.
Una ves terminada la convulsión el niño amerita también cuidados por lo que hay que permanecer con él hasta que esté totalmente consciente ya que estarán confundidos y desorientados, verificar que respira bien, no dar alimentos, líquidos o medicamentos de manera inmediata a la crisis, y comprobar que no tenga fiebre y si es así tratarla con medios físicos y fármacos según lo requiera y ya pueda deglutir sin peligro
El manejo especifico queda a cargo del Neurólogo Pediatra y el determinará según las causas, si debe ser solo farmacológico o quirúrgico.