Por Luis Ulises Yafté Miranda Salgado/ Psicólogo
Hoy en día es común escuchar de amigos o familiares, quejas sobre de movimientos continuos de parpadeo, muecas en la cara, que fruncen el ceño o arrugan la nariz; a estos movimientos involuntarios los conocemos como tics.
Pero, más allá de lo que podemos sentir u observar es necesario abordar e informarnos sobre el tema; si bien como adultos esto puede ser molesto, para los niños es aún más pesado, principalmente por el factor emocional que en ellos puede causar un malestar que no comprenden y que de ser crónico puede llegar a ser frustrante.
Es por eso por lo que como adultos responsables esta en nuestra tarea entenderlos para estar alerta y poder apoyar a los infantes cuando lo requieran.

Los tics pueden ser movimiento con o sin sonido estereotipados y arrítmicos, estos son repetitivos y carecen de una finalidad específica y lo principal es que son realizados de forma involuntaria.
Haciendo un análisis más detallado sobre ellos, primero podemos entender que los sonidos generados pueden ir desde un carraspeo, una tos, un sonido hecho con la nariz hasta un determinado fonema antes de iniciar una frase o incluso una palabrota; así que si el niño en este caso realiza sonidos frecuentes (que pueden ser molestos) lo primero será explorar porqué están ocurriendo.
En segundo lugar cuando se dice que los tics son movimientos estereotipados y arrítmicos es que, se refiere a que estos se repiten siempre igual; así que cualquier movimiento que se repita de la misma forma podría ser un tic. Para poder asegurarse de que lo son o no se tiene descartar que los movimientos sean causados por un trastorno del movimiento, derivado de un deterioro cognitivo; ya que aunque los tics también pueden ser patológicos estos movimientos repetitivos son manierismo de la personalidad del niño que los padece.
Una caracteriza importante para seguir diferenciándolos de otros movimientos involuntarios son su arritmia ya que no se puede establecer una periodicidad; esto quiere decir que pueden aparecer varias veces al día o estar semanas sin aparecer o a lo largo de un mismo día puede haber variaciones, alternando momentos de mucha frecuencia con otros de ausencia total. Es por eso que para poder decir que es un tic éste debe repetirse; un movimiento o sonido que se hace una sola vez y ya nunca más, no podremos considerarlo tal un tic.
Con todo esto, hay que destacar que los tics carecen de finalidad, no obedecen a alguna motivación porque lo que alguna acción física o sonido que sea una respuesta a algún evento o acción previa no debe ser considerado un tic.
Los tics tienen una prevalencia del 24% en ambos sexos; en la infancia se presenta con más frecuencia en los niños que en las niñas y estos pueden persistir hasta la vida adulta.

Dentro de los factores piscológicos en niños se ha encontrado que los tics se agravan en condiciones de estrés, ansiedad, fatiga, irritabilidad, y por lo mismo aumentan en presencia de familiares y amigos íntimos, por lo que los tics aumentan con el estrés, disminuyen con la relajación y desaparecen durante el sueño.
El factor tiempo es importante para hacer una diferenciación de tics; cualquier tic que dure menos de un año pero más de cuatro semanas se enmarcaría dentro de un trastorno por tics transitorio y cuando se presentan tics motores o fónicos que duran más de un año hablamos de trastorno por tics crónicos, pero cuando, además de durar más de un año, aparecen al menos dos trastornos motores y uno fónico, estamos hablando del Síndrome de Tourette.
En el mejor de los casos los tics no requieren ninguna intervención específica, solo descanso y apartar al niño de cualquier situación estresante, sin embargo la situación se hace insostenible para el niño por la frecuencia de sus tics, estos pueden llegar a repercutir en su ámbito escolar, social y principalmente personal.
Es por eso la importancia de acudir con un profesional de la salud cuando el niño presente malestares físicos y emocionales, ya que en ciertas ocasiones los niños con tics puede se etiquetados como “bichos raros” y ser molestados por ello.
Incluso pueden ser atacados por los mismo adultos que desconocen sobre el tema, llamándoles la atención o hasta ridiculizarlos por algo que esta fuera de su control. Por lo que debemos concientizar a quienes desconocen del tema que tratar de corregir a un niño por su tic es como querer corregir el carácter sesgado de los ojos de un niño con síndrome de Down o los movimientos distónicos de un niño con parálisis cerebral
Afortunadamente, pocos niños precisan tratamiento y la gran mayoría dejan de sufrir tics de forma espontánea. La medicación ataja el síntoma, pero no elimina la causa de los tics. Lo que los padres deben hacer es preocuparse por si el niño sufre con su tic nervioso, si le está molestando o perjudicando. En este caso, conviene consultar al pediatra o al psicólogo. En los casos en los que los niños no se sientan molestos, lo recomendable es no hablar a todas horas del tema con ellos y esperar con paciencia a que se les pase.
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CIPS Centro Integral Por la Salud – Psicólogo en Cuernavaca (negocio.site)
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