Hola, espero estén muy bien, yo sigo súper feliz de poder compartir con ustedes a través de esta linda revista, en esta ocasión hablaré de la importantísima tarea de cuidar una familia y el correcto crecimiento de sus hijos.
En esta ocasión quiero hablar del papá y su participación en la educación y el crecimiento de los peques, todos sabemos que es importante (aunque no imperativo) que los chicos crezcan con el amor y apoyo de ambos padres, papá y mamá ya sean juntos o separados pero ambos presentes, son los principales dadores de amor, afecto y enseñanzas en la vida de los niños, sin embargo en nuestra cultura es muy común que las tareas que implican el cuidado de los niños exista mayor participación de la mamá y muy poca y a veces nula por parte del papá, lo que provoca que los peques se sientan más apegados a la mamá y al mismo tiempo distantes del papá, los vínculos entre padre e hijos se ven en muchos casos limitados a las cuestiones de autoridad o de pedirle los recursos económicos, dejando de lado el acercamiento físico y amoroso constante que es indispensable para nutrir las emociones.
Durante el embarazo es lógico que la cercanía entre el bebé y la madre es incomparable con la que puede existir o generarse con el padre, sin embargo existen muchas actividades en las que el padre puede y debe empezar a vincularse con el bebé, esto genera que el bebé reconozca también al papá desde el vientre y se sienta identificado con él al nacer; entre las actividades importantes está el hablar cerca del vientre de la madre para que el bebé pueda escuchar su voz, es importante que los tonos con los que se le habla sean amorosos, también el papá puede estudiar cómo es que está creciendo el bebé dentro de la madre y así se va involucrando con su desarrollo, los padres pueden platicar y acordar sobre las expectativas que tienen del nacimiento y cómo afrontarán los cambios de rutina en sus vidas con la nueva llegada, si el trabajo del bebé se reparte entre ambos padres, el agotamiento y estrés que se vive en casa es menor y esto es muy saludable para los pequeños y para la familia en general, es común que la madre elija los accesorios y decorados de todas las cosas del bebé, pero es momento de permitirle al padre también elegir una pañalera, muebles y accesorios con los que se sienta cómodo para participar activamente en los cuidados del bebé, si la madre lo amamantó el papá puede arrullarlo para dormir, darle un baño y/cambiarlo de ropita, son actividades con las que hay contacto físico y visual en los que tanto los pequeños como los padres aprenden a conectarse y vincularse, también pueden realizar ejercicios de estimulación temprana que para los peques son juegos importantes, conforme van creciendo el padre debe permanecer activo en las tareas que impliquen convivencia con los peques, como llevarlos al colegio, salir a escogerle ropa juntos, ir a lugares divertidos como parques y fiestas, saber qué comen, juegan y hacen sus hijos, conocer sus gustos, sus enfados y desagrados y saber lidiar con ello, esto sólo se logra participando día a día en una convivencia real y activa es decir de padre a hijo y de padre a hija y no siempre teniendo a la madre en medio queriendo resolver todo, generalmente las madres cuidan a los hijos en todos los sentidos y eso le quita aparentemente trabajo al padre pero a la larga sólo los está alejando de sus hijos, lo que después implicará un trabajo extra para poder reconectarse, si los niños saben que papá los baña y les ayuda a poner la pijama, o que les prepara el desayuno y los lleva al colegio, siente que son importantes para papá y se sienten más seguros y tranquilos en la vida, cuidarlos en los pequeños quehaceres del día a día (sin hacer todo por ellos) les demuestra que están presentes en sus intereses, puedes como papá dedicar minutos de tu día a jugar con ellos, reír o hacer alguna actividad placentera, platicar con los niños y compartir sus intereses también es una participación importante que como papá fomenta la comunicación y la confianza para que no recurra a extraños para solucionar sus conflictos, las conversaciones pueden ser sencillas como platicarle algo que te paso en el día, o alguna anécdota de cuando tenías su edad, háblale de tu infancia y de tu familia, mientras más te conozca más cercano se sentirá a ti.
Para compartir puedes buscar algún gusto en común como música, videojuegos, deportes, películas, comida, juegos de mesa, leer algún cómic, pintar, tocar un instrumento, salir de compras; dale importancia a sus gustos, aunque tú no los compartas, si se siente respetado y aprobado por papá se sentirá libre y seguro y crecerá más sanamente, si tus tiempos no te permiten tener mucho contacto diario, usa la tecnología para estar presente y activo en sus vidas, hablen por videos y está atento de él aunque sea por llamada, y cuando los veas no olvides el contacto físico, abrazos, ver tv o leer recostados uno en otro, peinarlos y hacerles cosquillas, son ejemplos sencillos de cómo mantener este contacto físico que es muy nutritivo para la emociones, mamás permitan y apoyen la convivencia constante de los padres con los hijos, aunque les cueste trabajo aprender a peinarlos o bañarlos, crean vínculos de amor y recuerdos que permanecerán en la memoria de sus peques.