Por Rocío Villegas Gómez Terapeuta/ Maestra en Desarrollo Humano
El cambio que experimentan las familias cuando los hijos pasan de primaria a secundaria viene acompañado de una revolución de conductas, cambios de hábitos, rutinas e incluso de formas de pensar para las cuales generalmente ni los hijos, ni los padres se encuentran capacitados, es importante tomar en cuenta que los chicos están dejando la niñez, convirtiéndose en adolescentes, lo cual implica muchos cambios físicos y hormonales que los hacen desconocerse a sí mismos y a su entono, no se sienten integrados, ni aceptados, pierden el control y esto provoca en muchas ocasiones que los padres también lo pierdan, otro fenómeno importante es que como los adolescentes en teoría son más independientes, los padres suelen soltarlos y darles demasiadas libertades en algunos temas y restricciones en otros que, generalmente no favorecen el correcto desarrollo de los chicos, ni la buena relación y armonía de la dinámica familiar.

Quiero empezar señalando que las prioridades para los hijos ahora son muy distintas a cuando eran niños, que para conocerse a sí mismos necesitan desconocer lo que tú le has enseñado, no es que te odie, te juzgue o no te quiera, simplemente necesita verificar si lo que sabe y le gusta es real para él,o es porque sus padres así le dijeron que debería ser; lo más importante para el adolescente es sentirse aceptado dentro de un grupo de iguales, con papá y mamá por mucho que se quieran no se formará ese grupo, es por eso que lo en esta etapa de la vida son los amigos y la apariencia física su prioridad.
Los amigos son el grupo de iguales al que es indispensable pertenecer y la apariencia física les da el medio de comunicación para pertenecer y encajar exactamente con el grupo que en ese momento creen que necesitan, es aquí donde como padres y profesionistas debemos acompañarlos en la toma de decisiones, apoyarlos de manera adecuada para no imponer ni criticar y que se sienta libre de ser.
Al ingresar a secundaría, pasan de ser de los niños más grandes en primaria a ser los adolescentes más pequeños, lo cual ya es representativo emocionalmente, no saben cómo conducirse, todo es nuevo para ellos, además ahora la exigencia escolar y de independencia es mayor tanto en escuela como en casa, esto no es malo, los chicos tienen tanta energía, que mantenerlos ocupados es bastante adecuado para evitar malos pensamientos, un error que debes evitar es criticar ni sus cambios de imagen, o sus amistades, ya que sienten que los estas atacando de manera personal, que ya no son agradables para ti, tampoco hagas comparaciones con el niño o niña que era antes, sería como extrañar una parte de ellos que es imposible de regresar o retener y les trasmites el mensaje que crecer está mal.

Criticar a los amigos los hace sentir que son tontos para elegir sus compañías, además provoca la rebeldía de querer conservarlos sólo para experimentar que haces (claro que todo esto sucede a nivel inconsciente); por el contrario aunque veas que sus amistades no son las adecuadas no los critiques a ellos directamente puedes mejor señalar una conducta como “Me parece que Mariana se maquilla demasiado ¿No? ¿Tú que piensas? Pídele consejo así vera que su opinión es importante, incluso puedes simular ingenuidad como ¿O ahorita así se usa? Después en algún otro momento de forma aparentemente espontanea puedes hacerle notar tu punto de vista con ejemplos, es decir si están viendo un video o película comentar que bien se le ve el maquillaje a alguno de los personajes, no se lo dices directamente ni le das lecciones, sólo expresas tu punto de vista y así seguro prestará atención; otra forma de apoyarlo es con su autoestima, que si bien depende de ellos, tu puedes resaltar diariamente alguna conducta positiva que tenga, algo que haga bien reconócelo de manera directa, no tienes que premiarlo simplemente con decir “se te ve lindo el cambio de peinado” o “que bien lavaste los trastes”, en esta nueva etapa los cambios de humor son comunes e incontrolables, no pasa nada, sólo no les permitas faltas de respeto, es decir, está bien sentirse molesto o triste de un momento a otro, lo que no es permitido, es manejarlo con violencia o faltas de respeto, las charlas largas no son funcionales, los adolescentes viven en el presente, así que recomiendo la formula acción-consecuencia, es importante confiar en que si les inculcaste buenos valores y sigues pendiente de apoyarlos y estar para ellos, tendrán las herramientas necesarias para enfrentar de manera positiva todos estos cambios propios de la edad.
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